martes, 23 de abril de 2013

Católicamente comerciando



 Desde que somos pequeñxs, nuestras familias y la sociedad en general nos inculcan que hay que creer en Dios, y además para cualquier actividad que se haga hay que rezar; al levantarse, al salir de la casa, al montarse al carro, cuando se va de paseo, para dormir, en fin para todo hay que recurrir al Dios del que todxs escuchamos, nos referimos especialmente al católico. También se debe asistir a misa ya que esa es la forma más verídica de demostrarle a ese Dios que se cree en él y de recibir las bendiciones que este tiene para el mundo entero.
Si se es católicx, el panorama es más o menos así: el sacerdote después de hecharse el sermón y de recibir aplausos de lxs feligreses, pasa la bolsita recogiendo la plata que necesita para llenar la panza y el carro, por supuesto el discurso oficial es que esa plata es para las familias necesitadas de la comunidad, lo raro es que ninguna de esas familias recibe nada, pero la barriga del “padre” cada vez está más grande y cada año estrena chuzo.
Para nadie es un secreto que lo anterior sucede y no hoy sino desde hace muchos años, su origen fundamentalmente debido a la vida lujosa y llena de glamour que profesa el Vaticano, pero es que ¿cómo no van a querer comodidades los sacerdotes si su superior el Papa, tiene una vida de multimillonario con palacios de verano, de invierno, con decenas de sirvientes, vistiendo con las mejores telas y viajando por todo el mundo en avión privado?
Papa, capellanes, obispos, sacerdotes, todos son parte de un negocio suculento, donde por medio de la sensibilidad que se le ha creado a la humanidad aprovechan para que lxs mismxs fieles sean quienes mantengan su negocio haciéndoles creer que son la voz de Dios.
Mientras a escondidas usan ese mismo poder y dinero en cometer actos asquerosos contra mujeres, niños, adultos mayores, hombres, solo basta con recordar casos de abuso sexual, trata de personas, narcotráfico, relaciones con bandas delincuenciales, pornografía infantil y no solo los casos más sonados en Costa Rica, porque cada vez más se destapan actos de esta misma calaña alrededor del mundo y sobretodo últimamente afloran en el mismo Vaticano.