En estos días se escuchan las disputas
entre la presidenta de Costa Rica y el de Nicaragua. Estas escenas mediáticas
de nacionalismo han beneficiado a cada uno
de los mandatarios para con sus gobernados, invistiéndose de defensores
valientes de las soberanías de cada uno de sus territorios.
Sin embargo, el fomento de las rencillas
entre el hermano de Nicaragua y nuestro país, colaboran sustancialmente en la
perpetuación de los esquemas de dominación capitalistas. Sería de otra manera,
si ambos países pudieran encontrarse para colaborar mutuamente en la
consecución de la autentica soberanía de Centroamérica, en nuestra segunda
independencia no ya de la Corona Española sino de las garras del imperialismo
estadounidense.
Limar asperezas e identificar nuestro
verdadero enemigo es el camino que debe seguir toda la región centroamericana,
donde todos los países superen viejos enfrentamientos herencia de la colonia y
más modernamente del aparto de intervencionismo del gobierno de Estados Unidos.
Solamente unidos nicaragüenses y
costarricenses, en conjunto del resto de hermanos centroamericanos, recuperemos
nuestra memoria de lucha, y le diremos basta a la opresión de nuestros pueblos,
y al saqueo que hemos vivido desde hace más de 520 años.
Paz entre los pueblos,
lucha contra el Imperio.
El pensamiento de Francisco Morazán no
murió cuando lo fusilaron aquí en San José, nuestro horizonte lo guía su
ejemplo, y es la unión de los pueblos de Centroamérica el único camino para
obtener su derecho a la vida libre.