Actualmente el planeta entero se ve amenazado por la expansión de las semillas transgénicas y los agroquímicos patentados por la empresa Estadounidense Monsanto. Productos que tienen como objetivo principal convertir la agricultura en un negocio de unos pocos con consecuencias graves para casi todos.
La
biotecnología desarrollada por esta empresa se ha convertido en nuestro pan de
cada día literalmente. Consumimos productos modificados genéticamente todos los
días sin saber que lo estamos haciendo, y aunque en algunos casos hay productos
que advierte que se trata de un producto transgénico no se da información de
que tipo de manipulación se hizo, por lo que no es posible saber las
consecuencias que estamos aceptando al echarnos el bocado a la boca.
En el
país se ha desatado una fuerte campaña en contra de estos productos, y en
defensa de las semillas criollas, principalmente del maíz. Más allá de las
principales consignas que encabezan esta lucha, hay que saber que Monsanto
tiene patentado el 90% de las semillas del mundo, y de este modo se ha
apropiado de conocimientos públicos sobre la agricultura que no deben
pertenecer a nadie.
El modelo
de agricultura promovido por Monsanto apunta a una monopolización de esta
actividad tan fundamental para la sobrevivencia de nuestra especie. Además, e
igualmente importante que la posible extinción de las semillas criollas con la
continuidad de este modelo, no sabemos aún las consecuencias que el consumo de
este tipo de productos `pueden tener sobre nuestra salud, ya que esta empresa
no ha permitido realizar estudios independientes con sus productos.
La
soberanía alimentaria debe ser un derecho fundamental para los países y para el
individuo mismo, pero esta empresa y los intereses económicos que la respaldan
atentan contra este derecho.
Vivan las
semillas criollas y el libre intercambio de ellas!
Para conocer la presencia de Monsanto en el mundo dar click aqui