martes, 4 de junio de 2013

El menos santo de todos: Monsanto




Actualmente el planeta entero se ve amenazado por la expansión de las semillas transgénicas y los agroquímicos patentados por la empresa Estadounidense Monsanto. Productos que tienen como objetivo principal convertir la agricultura en un negocio de unos pocos con consecuencias graves para casi todos.


La biotecnología desarrollada por esta empresa se ha convertido en nuestro pan de cada día literalmente. Consumimos productos modificados genéticamente todos los días sin saber que lo estamos haciendo, y aunque en algunos casos hay productos que advierte que se trata de un producto transgénico no se da información de que tipo de manipulación se hizo, por lo que no es posible saber las consecuencias que estamos aceptando al echarnos el bocado a la boca.


En el país se ha desatado una fuerte campaña en contra de estos productos, y en defensa de las semillas criollas, principalmente del maíz. Más allá de las principales consignas que encabezan esta lucha, hay que saber que Monsanto tiene patentado el 90% de las semillas del mundo, y de este modo se ha apropiado de conocimientos públicos sobre la agricultura que no deben pertenecer a nadie.


El modelo de agricultura promovido por Monsanto apunta a una monopolización de esta actividad tan fundamental para la sobrevivencia de nuestra especie. Además, e igualmente importante que la posible extinción de las semillas criollas con la continuidad de este modelo, no sabemos aún las consecuencias que el consumo de este tipo de productos `pueden tener sobre nuestra salud, ya que esta empresa no ha permitido realizar estudios independientes con sus productos.


La soberanía alimentaria debe ser un derecho fundamental para los países y para el individuo mismo, pero esta empresa y los intereses económicos que la respaldan atentan contra este derecho.


Vivan las semillas criollas y el libre intercambio de ellas!

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